A pesar de la acumulación de tecnología, nuestra productividad está cayendo desde los noventa.
Xavier Marcet acumula más de veinte años ayudando a empresas de todos los tamaños a construir el futuro, siempre con las personas en el punto de mira. Ha desarrollado consultorías internacionales en Europa y América, lo que le confiere una visión lo suficientemente amplia para ver más allá de los cambios que ha traído la pandemia. En su entrevista para “Nuevas Formas de Trabajar”, nos ayuda a ver cómo será el futuro a corto plazo, en el que, según sus palabras, “debemos construir un punto de equilibrio entre el trabajo presencial y el remoto. Pero eso no es lo importante, lo encontraremos. Las organizaciones serán más flexibles, más o menos dependiendo de cada una”.
Para Marcet, el vector diferencial está en la inteligencia de las máquinas. “No estamos hablando de automatizar fuerzas físicas de personas, sino de la inteligencia artificial, que se suma a la de las personas. Esto no nos debe llevar forzosamente a una sustitución de personas por máquinas. Bien es verdad que en algunas empresas las personas serán sustituidas por máquinas, eso ya está pasando. En algunos casos será lo habitual, pero las personas no deberíamos especializarnos en aquello que las máquinas puedan hacer mejor”.
El teletrabajo ha venido para quedarse, dice, pero con un matiz: “cuando de lo que se trata es de intercambiar información y sincronizar proyectos, sí habrá sustitución de remoto por presencial. Pero cuando se trata de analizar la complejidad, no lo tengo tan claro. Deberemos aprender a ser selectivos. En algunas cosas tendrá sentido el trabajo en remoto. En otras, perderemos oportunidades. Muchas organizaciones encontrarán un mix entre el trabajo analógico y el digital que será el óptimo. No será tan analógico como antes, pero sin ser una exageración en el remoto. Porque generar comunidad y alinear iniciativas, aprender juntos, es muy importante”.
El fin del teletrabajo para algunas empresas
Sin revelar nombres, Xavier Marcet apunta a una tendencia: “algunas empresas grandes actualmente, con centenares de ingenieros, han dicho ‘basta’, porque la productividad les ha caído espectacularmente. Hay cosas que entiendo que se tienen que regular. Pero matar la flexibilidad de las organizaciones es matar lo que nos hace productivos. La rigidez nos resta competitividad. Hay que evitar los abusos, con una cultura del límite. Pero pasar a intentar regular el sentido común, esta lógica de compromiso y de flexibilidad, nos mata en competitividad internacional”.
“Yo distingo entre empresas y negocios. Los negocios son artefactos para especular y se centran en la tecnología y no en las personas. Las empresas son otras cosas. Las empresas son comunidades de personas alrededor de un propósito que usan la tecnología para dos cosas: crear valor corporativo y, a su vez, crear valor social. En esta lógica, la covid ha puesto de manifiesto que somos una comunidad de personas a las que hay que cuidar”. Sin olvidar que también nuestros clientes son personas.
Sin entrar en sensacionalismos o análisis simplistas, Xavier Marcet da con las claves de la fórmula para el teletrabajo. “Tenemos un problema que no sabemos cómo resolver. Cada año acumulamos un nivel de tecnologías emergentes como nunca en la historia, pero nuestra productividad está cayendo sistemáticamente desde los años noventa. Cuidado con esto. Tenemos una sobredosis de tecnología que nos hace olvidar que lo básico de las organizaciones son las personas”.
Por último, gira la cabeza hacia dentro en las organizaciones, a la figura del manager. “Necesitamos un liderazgo que se base en el ejemplo y en la capacidad de servicio, junto con la construcción de visión. Un líder tiene que transmitir la ambición por los objetivos cumplidos, el compromiso de cambio y entender que la lógica de aprendizaje es un vínculo muy fuerte entre las personas. Tenemos que definir de qué modo establecemos el contacto con las personas que trabajan en remoto no para recibir instrucciones, sino para hablar de expectativas, de lo que debemos aprender juntos, de lo que cada uno puede aportar o para generar dinámicas de innovación. Si no lo hacemos, se vuelve demasiado unidireccional. La empresa concebida como ‘mi ejército’ va a declinar. La empresa es un núcleo estable de gente con recursos que entran y salen y que nos inspiran y ayudan a innovar”. Una visión en la que coincide con otros expertos que han participado en este foro es que “parece que está previsto que por primera vez haya más gente trabajando por cuenta propia que por cuenta ajena y esto no tiene marcha atrás”. ¿Están preparadas las organizaciones para este reto?