Estamos ante una enorme oportunidad para redefinir la relación empresa-trabajador.
El debate sobre las nuevas formas de trabajar está sobre la mesa y el cambio no tiene marcha atrás La pandemia ha obligado a una transformación necesaria y que daba ya sus primeros pasos.Sobre todo en el ámbito del teletrabajo. Sin embargo, según Marcos Urarte, Director General del Grupo Pharos, no hemos aprendido mucho de las lecciones que nos ha dejado la pandemia. “La experiencia de teletrabajo ha sido un modelo exitoso”, asegura, “pero de improvisación ante una situación de emergencia”. Urarte, especialista en responsabilidad social, dirección de empresas, liderazgo y gestión de personas, cree que “la mayoría de las empresas se han adaptado” en esta situación, pero “hay que convertirlo en un modelo de gestión, y no todas las empresas son todavía conscientes de los impactos que pueden representar el teletrabajo o el trabajo híbrido”.
Sobre el teletrabajo, además, Marcos Urarte considera que tiene “muchos aspectos positivos” pero también “negativos” y genera muchas dudas y reflexiones. Asegura que “no sólo los millennials pueden teletrabajar, podemos hacerlo todos”. “Hemos visto que funciona, las reuniones son más puntuales”. Aunque apunta como dato negativo que quizá “hay un exceso” de reuniones en el modelo de teletrabajo.
Aunque Marcos Urarte tiene dudas sobre las mejoras en la productividad que trae el teletrabajo, destaca los beneficios que genera en otros aspectos: “es mejor para el medioambiente y contribuye a que haya menos atascos, por lo que mejora la calidad de vida” de los trabajadores.
Marcos Urarte, que es además, profesor invitado del Massachusetts Institute of Technology (MIT) y de las principales Escuelas de Negocio y Universidades de España, EEUU y Latinoamérica, analiza todos estos elementos clave en las nuevas formas de trabajar en el foro sobre este tema que ha puesto en marcha Aedipe, la Asoaciación Española de Dirección y Desarrollo de Personas.
Uno de los que más le preocupa tiene que ver con la medición del rendimiento del empleado y la productividad. “Hasta ahora, muchas empresas se basaban en el presentismo, en ver a las personas físicamente, y esto tiene que cambiar”.
Liderazgo
Todos los cambios que están llegando en las formas de trabajar afectan al modelo de liderazgo. Según Marcos Urarte, ahora “debe ser un modelo más basado en la confianza y menos en el control”. “En las empresas hay mucho capataz y mucho jefe pero no hay tanto líder”, sentencia. Ante los desafíos que plantean las nuevas formas de trabajar, para el experto se necesitan “buenos directivos”. “El líder”, apunta, “tiene unas características adicionales a las de un buen ‘manager’ o directivo, pero alguna de ellas solo tiene que aparecer en ciertas circunstancias”. Urarte piensa que sí que “necesitamos un liderazgo” en las empresas en este momento, pero “el primer paso sería convertir a estos directivos, jefes y capataces en líderes.”
La pandemia de Covid-19 ha acelerado muchos cambios, aunque algunos, dice Marcos Urarte, estaban ya “incipientes”. “Una empresa hoy necesita tres competencias estratégicas y de supervivencia: rapidez/velocidad; flexibilidad/agilidad y resiliencia, la gran olvidada”. Según el profesor, “habíamos caído en la trampa de la eficiencia y los costes y la habíamos olvidado”.
Motivadores frente a amargados
Pero los cambios en las formas de trabajar no sólo pueden coger con el pie cambiado a los directivos de las empresas o a los líderes de los equipos. También a los propios empleados. Y depende de su carácter y cómo se han comportado en la empresa hasta ahora, se comportarán también en el nuevo escenario. Urarte nos explica la siguiente clasificación. Según él, en todas las organizaciones hay:
-Un 18% de ‘motivators”, “que son los que motivan al resto”
-Un 60% de ‘vegetators’, “los que se limitan a cumplir con el trabajo”
-Un 22% de ‘amargators’, “gente amargada y cabreada”
-Un 6% son ‘sabotators’, “que son los que buscan cómplices en su amargura”.
Todos ellos, explica, “se comportarán igual a nivel presencia que virtual”.
La oportunidad
El momento que vivimos supone “una enorme oportunidad para redefinir la relación empresa-trabajador”. Es la convicción de Marcos Urarte. “En el momento en que yo como trabajador no tengo que ir físicamente a una oficina, puedo trabajar para cualquier empresa del mundo” Y se da el caso contrario. Para una empresa que busca sumar talento a su organización, “el mercado laboral es todo el mundo”. “Pueden contratar perfiles en países con salarios más bajos y muy bien preparados”.
Por tanto, “hay una globalización casi total del mercado laboral”. Y un cambio en las formas en las que una persona trabaja para una compañía. Algo que, en su opinión, puede hacer cambiar esa relación entre la empresa y los empleados y puede llegar a tener un “impacto significativo» en el futuro rol de sindicatos, comités de empresa, etc”.
“Si uno se convierte en su propia empresa, es un ‘freelance’, el tema de la relación con un comité de empresa puede perder valor, o quizá se pueda crear un sindicato para estos trabajadores”.
Sostenibilidad
Mirando al futuro, el profesor Urarte asegura que “los impactos de la Covid-19 van a ser un juego de niños comparados con los del cambio climático”. Los primeros son “temporales”, los otros no.
Para llegar a la sostenibilidad, una empresa debería trabajar en dos líneas, apunta Urarte: “una en su actuación como empresa y otra para concienciar a sus empleados” para que se impliquen en ese objetivo.