Dentro de poco, quien tenga siete trabajos a la vez será la élite de los asalariados.
Para Genís Roca, especialista en procesos de transformación empresarial y director de la Fundación PuntCat, el futuro del trabajo pasa, evidentemente, por la transformación digital. Sin embargo, su visión no habla de un cambio veloz o urgente. Además, al mismo tiempo deben suceder otras evoluciones más importantes: “En el fondo, lo que estamos viendo ya es que cuando hablamos de transformación digital, lo que nos preocupa es la transformación cultural digital. Porque lo que más nos está costando es entender que esa llegada de nuevas tecnologías nos obliga a plantearnos otra manera de hacer las cosas. Donde tenemos problemas es en convencer a los equipos para ello”.
Tampoco este es un cambio que afecte igual a todos los tipos de empresa. Comenta Roca que “el verdadero reto es que la organización trabaje de otra manera. Eso es muy complicado, pero cuanto mayor es la organización, más aún. A una empresa con miles de empleados le cuesta cambiar esas maneras de hacer y cuando te planteas hacerlo, es difícil conseguirlo en menos de 2-3 años. Pero al ritmo que va el mundo, si tardas mucho en cambiar, llegas tarde. Ese es el estrés: a qué velocidad seremos capaces de modificar la cultura o las maneras de hacer de las organizaciones”.
Por otro lado, “sólo hay dos tipos de empresas que estén abrazando la transformación digital: los nuevos players, que tienen la emoción de un proyecto nuevo; y entre los proyectos consolidados, solo aquellos que están gravemente amenazados. Llevamos 15 años hablando de transformación digital. No es una transformación vertiginosa. Pero es que aún hay sectores que se lo toman un poco al “tran-tran”, haciendo mejoras pequeñas, ya que no les va la vida en ello. La industria médica, por ejemplo, no tiene un sistema inteligente de relación con los profesionales a los que enseña los nuevos productos, porque les iba bien haciendo lo de siempre. Ahora, con la pandemia les han cerrado la puerta de los hospitales, por eso han buscado otra manera de hacer esa aproximación, con herramientas digitales, pero esa urgencia les está dando muchos problemas”.
“El gran motor de cambio de los humanos es la extrema necesidad. Si no es necesario no lo haces, porque cambiar molesta”.
El modelo, pues, está en una fase de cambio profundo, de la que vemos sólo el inicio actualmente. Para Genís, “estamos abandonando una sociedad industrial para ir a una sociedad digital. El modelo de sociedad industrial ha generado problemas en muchos sitios y ventajas en otros. Por ejemplo, nos ha dado la clase media y el nivel de desarrollo en Europa, pero hemos machacado otras zonas del mundo que trabajan para nosotros. El cambio es que ahora la mayoría de nosotros ha organizado su vida para tener un puesto de trabajo estable. Esto es relativamente nuevo, de hace un par de generaciones. Pero tengo mis dudas de que mi hijo, en una sociedad digital más avanzada, se desarrolle laboralmente en la cultura del puesto de trabajo que ha generado la sociedad industrial”.
“Toda nuestra vida ha estado girando alrededor del contrato laboral indefinido, el cual era el pasaporte para vivir en sociedad, sin él tienes problemas para pedir un préstamo o alquilar un piso. Esto lo hemos aceptado todos como algo normal. Pero para nuestros hijos acceder a un contrato laboral indefinido será como ver un unicornio: algo muy raro. Las estadísticas oficiales del mercado laboral español dicen que el mercado laboral indefinido es una especie en extinción”.
Un problema de legislación
La velocidad de los cambios en el modelo de relaciones laborales provoca que el regulador vaya siempre por detrás: “Yo tengo más problemas con el regulador. Por ejemplo, ¿por qué un rider no puede contratar un seguro de accidentes laborales de 18 a 20 de la tarde? Es un problema del marco regulatorio. La empresa debería poder asegurarles por dos horas, pero no puede ahora mismo”.
“Yo lo que recomiendo a mis hijos es que tengan varios trabajos a la vez. Porque lo de tener un contrato indefinido por el que les paguen 3.000€ al mes, a un chaval de 20 años no le va a pasar. Si le ofrecen un trabajo a tiempo completo de 800€, no va a salir de ahí, perjudicando su fase de desarrollo profesional. Es preferible que estén haciendo tres cosas distintas por 500€ cada una, lo cual les da experiencias distintas y si de un día para otro pierden uno de esos trabajos, tienen los otros dos de soporte. Tom Malone, un experto en el futuro del trabajo, decía “Mi padre tuvo un trabajo toda la vida. Yo habré tenido siete trabajos distintos a lo largo de mi vida. Mi hijo tendrá siete trabajos distintos a la vez.” Cuando explico esto, la gente piensa que es una condición precaria. Al revés, quien tenga siete trabajos a la vez será la élite. No es malo tener varios trabajos a la vez. Lo malo es perder derechos por ello”.
La influencia del teletrabajo en la productividad
Al hablar del teletrabajo, Genís es muy cauto. “En general, la pandemia ha demostrado que las organizaciones que han tenido que mutar radicalmente hacia el teletrabajo, en general, han perdido productividad. Esto se dice poco porque parece que estemos criticando al equipo, pero es así. La persona que está motivada y que se ofrece a todo ya era así antes en presencial y lo sigue siendo en telemático. En cambio, los que tenían tendencia a “columpiarse” un poco, a distancia lo puede hacer más. Lo que no es frecuente es encontrar una persona que en presencial trabajaba poco y que ahora en remoto trabaja más. Si sumas todo, en general hay una bajada de productividad”.